Más allá del beneficio contrastado en reducción de riesgos vasculares, el objetivo apropiado de la tensión arterial (TA) en pacientes mayores con hipertensión sigue sin estar claro. Las diferentes recomendaciones de las sociedades científicas internacionales se aglutinan en un nivel menor de 150mmHG, entre 130 a 139 mmHg o menor de 130 mmHg. Una disparidad de criterios a los que se deben sumar las conclusiones de un reciente estudio observacional que sugiere que la reducción de la presión arterial por debajo de 130 mmHg otorga mayor beneficio, pero debe realizarse con precaución en pacientes mayores.